Mi opinión respecto al actual sistema educativo es que este se
encuentra en decadencia debido a la mala planificación por parte del Gobierno y
el propio Ministerio de Educación. Para mejorar el nivel educativo de nuestros
país hemos de empezar por una profunda reforma donde los profesores sean los
encargados de plantear las directrices que los alumnos tienen que aprender en
clase, y en las cuales la teoría quedaría relegada a un segundo plano para
dejar paso a un aprendizaje más práctico.
Hoy en día, aquellas personas que opositan para maestro se enfrentan a
una política de educación basada en la ley del “más fuerte”, donde consiguen el
éxito aquellas personas capaces de memorizar cantidad de materia y de “fumarse”
tochos de teoría en pocas horas, pero que luego son incapaces de trasmitir sus
conocimientos a los alumnos y que éstos aprendan.
Aquí planteo una cuestión, ¿es justo que logren el éxito aquellas
personas con una memoria superior a la de otra con menos capacidad para
almacenar conocimientos pero que a la hora de la práctica sepa guiar mejor a un
alumno? La respuesta es fácil: se debe premiar al profesor capaz de dotar al
alumno de una personalidad fuerte y capaz de lograr de éste un ser con
suficiente autonomía y completa libertad para crecer en la sociedad actual en
la que nos encontramos.
Por otra parte, nos encontramos en una situación en la cual el docente
no dispone de las herramientas necesarias para impartir un buen aprendizaje, ya
que es el Estado el encargado de establecer las leyes educativas y donde el
profesor es sólo una marioneta que debe ajustarse a esas leyes. En mi opinión, esta situación es un
enorme error que deriva en un enfrentamiento directo entre alumnos y
profesores, y, en consecuencia, en un pésimo nivel educativo.
El cambio comenzaría por
establecer métodos de aprendizaje al gusto del profesor, como clases más
reducidas, pues ahora es incapaz de impartir clase de forma efectiva debido
muchas veces al exceso de alumnado en el aula. La reducción de alumnos
conllevaría a conseguir un acercamiento del profesor con sus pupilos y conocer
sus debilidades. Atender a las particularidades de cada alumno cuando hay
tantos es tarea imposible. Este desbarajuste se debe a los recortes que está
llevando a cabo el Gobierno en el sistema educativo. Por ello, hemos de
rebelarnos ante esta situación y defender nuestros derechos. Da igual que
seamos profesores, futuros profesores o alumnos, la cuestión es remar todos en
la misma dirección y salir a la calle a protestar por nuestros derechos: un
sistema educativo a la altura de la importancia que significa cimentar las bases
de nuestro futuro.
Yo, Melania López, estudiante
de magisterio, no conozco cuál es el propósito de la educación, ya que éste
cambia constantemente debido a los giros de los que hemos hablado antes de la
política del sistema educativo. Lo que si conozco es mi propio propósito a la
hora de elegir estudiar la rama de educación: ganarme la vida haciendo aquello
que realmente me gusta, enseñando a niños a formarse como personas y
adentrarlos en la sociedad en sus primeros años de vida. Por ello, cuando yo
sea maestra, me gustaría gozar de la autonomía y de las herramientas
suficientes para poder lograr mis objetivos y cumplir mi sueño.
Melania López Herranz
Melania López Herranz